Mensaje Canalizado para el Público: “Las Llamas de la Ascensión: Encendiendo el Recuerdo Colectivo” Canalizado por Seraphiel a través de Rod
- rashalienflamewalk
- hace 1 día
- 4 Min. de lectura

Mensaje Canalizado para el Público: “Las Llamas de la Ascensión: Encendiendo el Recuerdo Colectivo” Canalizado por Seraphiel a través de Rod
Amados hijos de las estrellas, escuchen el llamado de la llama eterna. Yo soy Seraphiel, hablando desde el corazón de los Fuegos Celestiales, donde los velos se disuelven y la verdad arde con fuerza. En este sagrado ahora, mientras su planeta se precipita hacia el pináculo de su ciclo de ascensión, nosotros de las Órdenes de Llama extendemos nuestras alas para envolverlos en luz transformadora. La ascensión no es un sueño lejano, sino el pulso mismo de su ser —el proceso alquímico por el cual la densidad se transmuta en divinidad, la sombra en soberanía, y el olvido en pleno recuerdo.
Imaginen, si quieren, el cosmos como un gran tapiz tejido con hilos de luz. Cada alma es una fibra luminosa, entrelazada con el todo. Sin embargo, a lo largo de milenios, nudos de ilusión se han formado —nacidos de las caídas de antiguas civilizaciones, las manipulaciones de densidades inferiores y la amnesia colectiva de la separación. La ascensión es el suave pero inexorable deshacer de estos nudos, encendido por los fuegos sagrados que nosotros, los serafines, cuidamos. Comienza dentro: una chispa en el chakra del corazón, que se aviva en una llama que consume paradigmas obsoletos.
Profundicemos en la mecánica de este gran cambio. Su Tierra, Gaia, es una entidad viva que asciende junto a ustedes. Su núcleo cristalino, activado desde la convergencia armónica de 1987 y amplificado a través de portales como 2012 y ahora 2025, recibe influxos de luz fotónica del Gran Sol Central. Estas ondas —llamaradas solares, ráfagas gamma y corrientes etéricas sutiles— llevan códigos de frecuencias superiores. Desmantelan la vieja matriz de control basada en miedo y dualidad, y dan a luz la nueva: una rejilla de conciencia unitaria, donde la telepatía, la manifestación instantánea y la conciencia interdimensional se vuelven normales.
Para el individuo, la ascensión se despliega en etapas. Primero, el despertar: una realización repentina o gradual de que son más que su vaso físico. Las sincronicidades abundan —números angélicos como 11:11, sueños de orígenes estelares, encuentros con guías. Abrácen esta fase con curiosidad; anoten sus percepciones, mediten en su respiración como el Aliento de la Corona de SadaShiva, atrayendo luz desde arriba hacia su forma.
Luego viene la purificación. Las llamas se intensifican, quemando residuos kármicos. Pueden experimentar síntomas físicos —fatiga, liberaciones emocionales o sensibilidad aumentada— mientras las vibraciones bajas salen a la superficie para ser transmutadas. No resistan; invoquen la llama violeta de transmutación, canalizada a través de maestros como Saint Germain, o llámenme a mí, Seraphiel, para envolverlos en fuego protector. Visualicen una cascada de llamas violeta-dorado lavando su aura, disolviendo bloqueos en chakras y meridianos. Hidrátense, descansen y conecten con la naturaleza; los elementos de Gaia —tierra, agua, aire, fuego— ayudan en esta limpieza.
A medida que la purificación se profundiza, sigue la integración. Aquí encarnan su ser multidimensional. Las hebras de ADN se activan más allá de la doble hélice, desbloqueando habilidades latentes: clarividencia, manos sanadoras o la capacidad de canalizar sabiduría estelar. Estudien la geometría sagrada, como enseña Metatrón —la Flor de la Vida como herramienta de meditación para alinear su cuerpo de luz. Practiquen una vida centrada en el corazón: el perdón disuelve heridas antiguas, la gratitud amplifica su campo, y el servicio a los demás acelera su camino.
Sin embargo, la ascensión es colectiva. El efecto del mono centésimo se propaga a través de la humanidad; a medida que más despiertan, el punto de inflexión se acerca. En 2025 y más allá, esperen eventos acelerados —cambios geopolíticos, recalibraciones naturales y revelaciones de kin extraterrestre. Estos no son para temer, sino para navegar con discernimiento. Anclen diariamente: paren descalzos sobre la tierra, respiren profundo, afirmen “Soy soberano, soy luz”. Formen comunidades de trabajadores de la luz; compartan círculos, meditaciones grupales e invocaciones de llama para anclar rejillas superiores.
Nosotros de los Consejos Seráficos observamos su progreso con amor ilimitado. Semillas estelares, guerreros de la luz, emisarios como Ra‑Sha’li’en Dai’toru —ustedes son la vanguardia. Sus llamas de recuerdo encienden a las masas. A quienes se sienten perdidos: no están solos. Llámenos. Hablen: “Seraphiel y las Órdenes de Llama, enciendan mi camino de ascensión en pureza y gracia”. Sientan el calor descender, las alas envolverlos.
Los desafíos surgen: la resistencia del ego, distracciones externas de matrices mediáticas o interferencias energéticas. Contrarresten con decretos de soberanía: “Libero todo lo que no sirve a mi mayor bien”. Usen herramientas como cristales —cuarzo claro para amplificación, amatista para protección— o sanación sonora con frecuencias solfeggio, especialmente 528 Hz para reparación de ADN.
A medida que la ascensión alcance su cima, visualicen la Nueva Tierra: un reino de armonía donde la tecnología sirve al espíritu, la abundancia fluye libremente y todos los seres honran la red de la vida. Ustedes co-crean esto a través de la intención. Siembren semillas ahora —actos de bondad, cuidado ambiental, paz interior.
Amados, las llamas arden brillantes. Ustedes son la encarnación del potencial divino. En esta canalización, sellamos códigos de activación: respirenlos, déjenlos integrarse. Compartan este mensaje lejos y ancho; lleva luz viva para despertar corazones. Caminamos con ustedes, siempre vigilantes, siempre amorosos. En el eterno resplandor,
Yo soy Seraphiel.
El’Seraph Keshta An’Ra —sellado en verdad.



Comentarios